INSTITUTO CULTURAL DE LEÓN
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10 razones para no perderte la Fenal 31

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Texto de Margarita Vázquez

 

La edición 31 de la Feria Nacional del Libro de León se acerca y para hacer más emocionante la espera te compartimos 10 razones para no perderte  la Fenal 31.

 

 

1. Nos leemos desde casa

La edición de este año será digital y podrás disfrutar de la Fenal 31 en la comodidad de tu hogar, desde tu teléfono celular o computadora. Así mismo, podrás visitar la página web y descargar la app ex profeso para tener acceso a toda la programación.

 

 

2. Un Premio Nobel de Literatura

¡Sí, leíste bien! En esta edición -y gracias a los beneficios de la virtualidad- el Premio Nobel de Literatura 2008, J.M.G. Le Clézio, será parte del programa y nos acompañará desde Francia con una conferencia magistral.

 

 

3. #SíHayFenal y sí hay tienda en línea

 Por primera vez tendremos una tienda Fenal en línea, podrás adquirir ejemplares editados, coeditados y productos coleccionables del Instituto Cultural de León. Así mismo, la tienda virtual es un puente para comprar libros de distintas editoriales independientes, tanto locales como nacionales.

 

 

 4. ¡Cristina Rivera Garza!

La escritora tamaulipeca Cristina Rivera Garza será distinguida con el Reconocimiento Compromiso con las Letras y Cecilia Toussaint realizará una lectura dramatizada de algunos de sus textos.

 

 

5. 100 años del nacimiento del escritor estadounidense Ray Bradbury

Festejamos el natalicio de unos de los máximos representantes de la ciencia ficción con un “Mano a mano” titulado El futuro como lo imaginaron Ray Bradbury e Isaac Asimov, a cargo de Bernardo Esquinca y Alberto Chimal.


 

6. Actividades gratis

La Fenal, en su edición 31, sigue manteniendo todas sus actividades gratis, desde las presentaciones editoriales y las presentaciones artísticas, hasta los talleres. ¡Ve agendando las actividades que no te perderás por nada del mundo!

 

 

 

7. Más literatura infantil y juvenil

Con el tema 'La construcción de género en la literatura infantil y juvenil', habrá 17 talleres donde los diversos públicos podrán participar. Desde títeres de papel hasta ciencia, grabado y teatro. Los talleres de llevarán a cabo través de video tutoriales, podcast y conferencias para detonar experiencias lectoras.

 

 

 

8. Oportunidad para formar profesionales

La Fenal 31 ofrecerá en el ámbito de la formación de profesionales dos encuentros: el Encuentro de Gestión Cultural y el Encuentro de Promotores de Lectura en conjunto con Cecilia Espinosa Bonilla, directora de Fundación SM, en el cual participarán María Baranda, Gina Jaramillo, Yolanda Reyes y Nubia Macías. En ambos casos es necesaria una inscripción previa.

 

 

 

9. Programación artística para toda la familia

La programación artística no podía faltar para amenizar la Fenal 31. En esta ocasión, el teatro, la música, la danza, los títeres y los cuentacuentos se disfrutarán por igual con agrupaciones y artistas como: Bernardo Govea, Ikharia Teatro, La Belga Collective, Moebius Teatro Clown, Ojo Negro Teatro de Títeres, Zomalli Producciones, enSEÑAteatro, UN colectivo, Huasmole Corp, la Compañía Nacional de Teatro y la compañía estadounidense Manual Cinema.

 

 

 

10. Otras formas de escribir

El rap y la improvisación literaria tendrán sus competencias y finales en vivo. En una esquina Lucha Libro México con un ring de fondo, máscaras y una computadora para un duelo de escritura en vivo, y en la otra esquina, adolescentes y jóvenes tomarán el micrófono para rapear historias que se desarrollan en un escenario utópico.

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Cristina Rivera Garza: en constante diálogo con la tradición

Texto de Margarita VázquezEste año, en la edición 31 de la Fenal, el Reconocimiento Compromiso con las Letras será otorgado a Cristina Rivera Garza, narradora, cuentista, poeta, crítica, ensayista y académica que coordina el primer doctorado en Escritura Creativa en español en Estados Unidos, en la Universidad de California; además es una de las voces más relevantes en la literatura mexicana contemporánea. Cristina Rivera Garza nació en 1964 en Matamoros, Tamaulipas. Toda su vida ha sido un ir y venir entre las fronteras geográficas y de géneros literarios. En 1984, a los veinte años y mientras estudiaba sociología en la UNAM, ganó el primer lugar en el concurso Punto de Partida, en la categoría de poesía. Este sería el primer antecedente formal en su fructífera y variada carrera como escritora. Posteriormente, fue acreedora al Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí en 1987, el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero en 1997, el Premio Nacional Juan Vicente Melo en 2001,  el Premio Anna Seghers en 2005, el Premio Excelencia en Las Letras José Emilio Pacheco en 2017 y ha sido en la única escritora en ganar el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en dos ocasiones, en 1997 y en 2009. En el formalismo ruso el "extrañamiento" es la presentación de objetos cotidianos en versiones inesperadas que sacuden la comodidad del lector. Este "extrañamiento" se puede ver en la obra de Cristina rivera Garza, así como la sutilidad con la que aborda la historia, teoría, estética y un quehacer literario propio, como en las novelas Nadie me verá llorar (1999), donde combina una investigación histórica con su trabajo literario; La cresta del Ilión (2002), con el abordamiento de la memoria poética de Amparo Dávila; La muerte me da (2007) con la novela negra y la figura de Alejandra Pizarnuk, y en El mal de la taiga (2012), a través de la densidad de os afectos. En una de sus novelas más conocidas, Había mucha neblina o humo o no sé qué (2016), dialoga con Juan Rulfo buscando más allá de la figura mítica del autor y en su más reciente libro Autobiografía del algodón (2020), “retoma el paso del entonces joven escritor José Revueltas en el noreste de México y su labor como organizador de huelgas de trabajadores agrícolas en la década de 1930”. En estos dos libros, se puede ver otra de las características de su obra: un diálogo constante con la tradición y con sus propias genealogías lectoras. Así mismo, una (re) escritura de la Historia a través de la historia con hache minúscula.El Reconocimiento Compromiso con las Letras es el máximo galardón entregado por la Fenal. En años anteriores este premio ha sido otorgado a Élmer Mendoza, Antonio Malpica, Amparo Dávila, Eugenio Aguirre, Margo Glantz y Juan Villoro; autoras y autores con una trayectoria y una obra de primera. Sin duda, Cristina Rivera Garza, tiene más que merecido este reconocimiento por ser una de las escritoras más originales de la literatura mexicana y con un corpus que podría definirse como: una (re) construcción de la memoria que cruza límites y en la que vale la pena sumergirse.

Para siempre en ‘onda’, José Agustín

Texto Jorge FloresLa muerte de José Agustín, ocurrida el pasado 16 de enero, no se limita al dolor de perder a un padre, un amigo o una figura célebre de las letras mexicanas, su partida también es una invitación a resignificar su valentía como artista, su talento como escritor y su legado a la cultura mexicana, a la de los jóvenes jipitecas que convivieron con sus letras y también a los jóvenes millennials, centennials y consecuentes, que seguimos encontrando en sus textos una voz que nos llena de preguntas y nos acerca a las respuestas. Bohemios desencantados de la literatura mexicana burguesa. Los herederos de la cultura beatnik aparecieron en México durante la segunda mitad del siglo XX, escritores que le sacaron la vuelta a los convencionalismos y expusieron un lenguaje que no le rendía pleitesía a las normas; la literatura de la onda irrumpió bajo un término que los banalizaba, pero que con el tiempo los identificó, sin quererlo, como referentes de la contracultura de la época.Fue en la década de los 60 cuando aparecieron los textos de Gustavo Sainz, Parménides García y, de tal vez el más significativo de todos ellos, José Agustín, que si bien no formaban un movimiento sí compartían una inquietud creativa, una voz llena de pericia que se servía de un lenguaje simplista, coloquial, vulgar para algunos, y que chocó estrepitosamente con el pomposo recato de la literatura latinoamericana del ‘periodo estabilizador’ en México, donde se habían de respetar las formas y las reglas. Fue Margo Glantz, académica y crítica literaria, quien acuñó este término de manera despreciativa a un estilo juvenil y que, por supuesto, no pegó bien en quienes representaron esta corriente de escritura ágil y audaz; sin embargo, el término prevaleció: Me pareció que podía ser interesante llamarla literatura de la onda, haciéndole en gran medida un homenaje, aunque él (José Agustín) lo tomó como algo negativo. En ese momento no lo vi con tanta claridad como lo veo ahora. Contó Margo Glantz en una entrevista para La Jornada tras la muerte del escritor mexicano. La Tumba (Agustín, 1964) y Gazapo (Sainz, 1965) son consideradas las obras fundacionales de esta marea llamada onda, pero junto con ellos se puede mencionar una nutrida lista de otros tantos autores que buscaban esas palabras cercanas, el diálogo auténtico y las sensaciones reales: Los Juegos (1967), de René Avilés; Pasto Verde (1968), de Parménides García, o Larga Sinfonía en D (1968), de Margarita Dalton, entre muchos más. Estos jóvenes encontraron la inspiración en lo mundano de su día a día, su rutina fue el origen de relatos que obligaron a la reflexión; el talento y la franqueza al servicio de la necesidad de expresión que sirvió para escapar de una realidad veloz, confusa y abrumadora. Desde esos textos de jerga, albures y desenfado nacieron críticas a ‘las buenas maneras’, a la ‘momiza’, el hartazgo juvenil a las instituciones, a la autoridad civil y familiar; alejados de la anarquía y rebeldía punk, y más bien cerca del cuestionamiento y la defensa de su autenticidad. Al margen de esta reflexión, sumamos el recuerdo indeleble de quien fue, tal vez, la figura más representativa de la literatura de la onda: José Agustín, que nació en Guadalajara pero siempre se refirió a sí mismo como guerrerense. Fue inquieto y corrosivo desde joven y creó textos que cuestionaron su contexto, que incomodaron a unos e incitaron a otros. Su personalidad libertaria lo llevó a pisar Lecumberri durante algunos años luego de ser arrestado por posesión de marihuana; en prisión conoció a José Revueltas y siguió puliendo su oficio de escritor. El cinismo y la naturalidad de sus relatos contrastaron aplausos con rechazos. “El mundo de un nuevo lenguaje coloquial audacísimo. La pirotecnia de una realidad desenfadada, pero al mismo tiempo intensa como cólico de apendicitis, que nunca sospeché de aquel jovenzuelo de risa tipluda y enfermo de brinquitos”, explica Vicente Leñero, quien fue colega y amigo de José Agustín. A los 77 años y tras diversos padecimientos, José Agustín Ramírez Gómez falleció el 16 de enero de 2024, un hombre que fue combustible de un estilo que hoy se alienta, se enseña y se estudia; esa magia de poder hacer de una tarde cualquiera un dilema existencial, un legado que se ha vuelto eterno. Referencias: Leñero, V. (s/f). José Agustín, el desmadroso. Com.mx. Recuperado el 10 de marzo de 2024, de https://www.proceso.com.mx/cultura/2024/1/16/jose-agustin-el-desmadroso-322193.html de Medios, D. (2024, enero 17). La Jornada: ¡Qué onda!, Margo Glantz. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/2024/01/17/cultura/a04n2cul Definición de Literatura de la Onda; contexto, y escritores. (s/f). Enciclopedia.net. Recuperado el 10 de marzo de 2024, de https://enciclopedia.net/literatura-onda/